Volver
Siempre que vuelvo de Nepal la familia y los amigos me preguntan que qué tal la experiencia. Quieren que les cuente y yo mastico un «bien, se me hizo muy corto» y siento que, sin mentirles, no aparece la realidad por ningún lado. Este año fui con los deberes hechos. Y fue diferente, claro. El año pasado tardé un par de semanas en intuir de qué iba aquello. El ritmo, los «sí, sí» que son puros «no», el…